Todavía queda casi mes y medio de verano, lo que se traduce en altas temperaturas con las que hay que tener mucho cuidado. En esta ocasión, no vamos a contarte qué debes hacer para una mejor salud personal, sino qué debes realizar con tus gadgets tecnológicos. Si eres de los que te llevas el teléfono a la playa, toma estas precauciones para evitar algunos sustos.
No lo dejes nunca al sol
Empezamos con lo más básico, pero no por ello prescindible. Nunca dejes el teléfono móvil a pleno sol. Los smartphones se calientan con una facilidad increíble, lo que repercute en que sus componentes se puedan romper en poco tiempo si no tomas los cuidados pertinentes que necesita.
Y existe un motivo: los terminales aumentan su temperatura cuando están en uso. Si al sol y la temperatura del ambiente le añades el calentamiento intrínseco de cada terminal, el resultado puede no ser del todo satisfactorio.
Cuidado con la arena
Hablamos de los peligros del sol, pero es que hay otro enemigo mortífero en la playa: ¡la arena! Cada uno de los granitos que pululan puede ser un elemento que acabe con la vida de tu teléfono móvil.
Piensa que si la arena entra dentro de la pantalla o en algunos de los recovecos existentes, es probable que el terminal deje de funcionar como debería. La pérdida de capacidad táctil en la pantalla, algunos botones no útiles y un largo etcétera. Ten mucho cuidado.
El agua, mejor evitarla
Nos dicen que las pulseras inteligentes o smartphones se pueden sumergir en el agua. Te damos un consejo: si lo puedes evitar, mucho mejor. Aunque entre las prestaciones de estos artilugios aparecen estas características, el agua salada puede ocasionar otro tipo de daños que terminarán con tu teléfono en el servicio técnico.
Por otra parte, ten también precaución con la profundidad en caso de introducirte en el agua. Al final, lo mejor es recurrir a una funda sumergible si crees que vas a meterlo en el mar.
Los ladrones
Hablamos de la arena, el agua, el sol, la temperatura… ¿y los ladrones?, ¿qué hacemos contra las manos ajenas? La playa es uno de los sitios preferidos por los cacos para robar teléfonos móviles. La culpa, por supuesto, es nuestra, que se lo dejamos al ladrón muy fácil: basta con entrar en el mar y perder de vista alguna de nuestras bolsas. El resto no es más que llorar por no encontrar el terminal entre nuestras pertenencias.
Como recomendación final, nuestro consejo es que no te lleves el teléfono a la playa. Así de simple. Déjalo en la casa o apartamento donde te quedes, incluso dentro del coche si has ido a pasar el día (siempre bien escondido y apagado para que no se sobrecaliente).
